«Un libro debe ser el hacha que rompa el mar helado que hay dentro de nosotros». Franz Kafka.
Hace unos meses tuve una pesadilla. Iba al médico y le decía:
- Doctor, estoy muy preocupada ¡mi niño no me lee!
Y el doctor me respondía:
- Pues vaya preocupación, ya leerá de mayor, yo mismo no leía de pequeño y ya me ve… ¡médico de familia!
- ¿Es feliz? ¿Come bien? ¿No se constipa más de lo necesario? Pues entonces váyase a casa tranquila y tómese dos aspirinas. ¡Vd.!, no el niño. El niño está perfectamente.
Pero yo seguía muy preocupada. ¿Acaso no era para estarlo? Escribo libros para niños, Ejem… y desde antes de gatear le he rodeado de libros y fomentado la lectura de mil maneras posibles; cuenta cuentos, teatrillos, kamishibai, poesías, historias inventadas antes de dormir, personalizadas, todo tipo de lecturas y de libros, pino-puente con un libro en la barriga… si hasta me he hecho el haraquiri con un álbum ilustrado por Benjamin Lacombe.
Pero nada, mientras su hermana no para de leer y encuentras libros en los sitios más insospechados; las tuberías de la calefacción, dentro de la funda del edredón,… mi niño solo leía los 10-15 minutos de rigor que le mandaban de deberes y no vayáis a creer que sin protestar. Hasta que ideé ponerle un cronómetro para que leyese tranquilo sabiendo que no iba a leer un segundo de más.
Entonces apareció Él; sin pelo, con la piel naranja, ojos grandes y negros. Intelectural, aventurero… y se rindió a sus pies, bueno a su patas porque estoy hablando de un ratón, pero no un ratón cualquiera, el ratón más famoso del mundo.
A estas alturas ya muchos sabrán que me estoy refiriendo al mismísimo Gerónimo Stilton. Un ratoncito simpático y distraído (tengo que reconocer que tienen muchas cosas en común) mezcla de Sherlock Holmes, Indiana Jones y Austin Powers que vive en Ratonia y dirige un periódico, El eco del roedor.
Es una serie de libros para niños de 6 a 12 años creados por la escritora italiana Elisabetta Stilton, que firma como el escritor ficticio Gerónimo Stilton. Publicados originalmente en Italia por Edizioni Piemme, en el año 2000. Sus libros se han traducido a 35 lenguas en más de 170 países y hay más de 36 millones de ejemplares vendidos en todo el mundo.
Ha sido descubrirlo y por primera vez en esta familia hemos experimentado lo que es la fiebre alta porque se ha desatado la y este curioso roedor campa a sus anchas por estanterías, mesillas y por donde pasa va dejando su rastro de ratonil.
Por casa había ya unos ejemplares bastante “roídos” por su hermana, pero un día, su abuela algo cansada de que la regañásemos por traerle regalos apareció con un libro de Gerónimo Stilton.

La Gran Invasión de Ratonia de Gerónimo Stilton
Debió pensar “seguro que trayendo un libro sus padres se quedan tan contentos”. ¡Qué sabias son las abuelas! Tengo que reconocer que al principio dudé de que se fuese a leer más de 300 páginas, así sin despeinarse. Pero vaya si se las leyó, y no solo eso; sino que con una lupa estudia cada día las contraportadas a la caza de nuevos títulos cual detective, los fotografías y se los manda por WhatsApp a su aliada para que “ratonee” por las librerías en busca de nuevas aventuras, nuevos olores (porque sí algunos tienen olores cuando rascas sus páginas) y han creado un mundo ratonil y detectivesco entre los dos que parecen Sherlock Holmes y Miss Marple, la entrañable protagonista de las novelas de Agatha Christie.
Y cómo un milagro bíblico la lectura se abrió a sus pies, bueno más bien a sus lentes y ahora he vuelto a tener pesadillas.
- Doctor, doctor ¡Estoy preocupada!
- ¿Qué le pasa ahora? ¿No volverá a dar la matraca con lo de que su niño no le lee?
- Qué va, al contrario doctor. Mi hijo está poseído por la lectura, no para de leer, en el trayecto hacia el colegio, en el baño, a escondidas con una linterna por las noches, por la calle…Se nos va a salir ese roedor por las orejas…Creo que tiene el virus del lector compulsivo…
- Pues si es un virus, ya se le irá solo y le advierto que puede ser contagioso. “Paciencia que es la madre de la ciencia”.
Y al día siguiente, se levantó de un brinco. Cogió un libro mientras se vestía para ir a la escuela, puso otro al lado del vaso de leche, cogió sus marca páginas, salvé uno de mancharse con la pasta de dientes, se llevó uno para el trayecto, dejó otro colocado esperándole en su escritorio para la vuelta, comprobó si estaban cargadas las pilas de la linterna de noche, rascó el que huele a chocolate y me hizo olerlo, luego el que huele a caramelo y me hizo olerlo y se fue tan contento al colegio con su nuevo amigo. Yo me quedé embriagada de olores ratunos…

Regreso al Reino de la Fantasía de Gerónimo Stilton
¡Espero que esta amistad sea duradera! Y que a este amigo le sucedan otros amigos literarios que le esperan en las estanterías deseando ser escogidos y hacerle volar muy alto.
¡Feliz Navidad ratoncito!